No sé cómo llamarlo, si tragicómico o chistoso, de plano, el papel de Jesús Seade, un cercanísimo colaborador del chistoso – aquí sí, de plano-, Presidente Manuel López.
Yo creo que un gobierno que acude a la geometría para autodefinirse, de izquierda en este caso, se enchaleca con una ideología, que choca con el presente y el pasado histórico del país.
Y entonces vienen las consecuencia,
un gobierno, presuntamente socialista, se ve obligado a negociar justamente con su antípodas ideológico que también resulta ser el histórico nalgueador de los mexicanos que no les hemos ganado una.
Y resulta que nos nalguearon y chamaquearon a nuestro negociador del T-MEC, que hizo el papel de la ñora que compra una tele en Ekektra, fascinada por el lenguaraz vendedor, y no lee o, no comprende la letra chiquita del leonino contrato, y se da cuenta, cuando ya está pagando las consecuencias.
Pará mí, que el tabasqueño designó negociador a Jesús, porque estudió un curso de inglés en una academia comercial.
Se siente, como en el caso de un gobierno socialista, metido en negociaciones con los ultraneoliberales, no es lo suyo. Vamos, es como mandar a mi tía Chela, que no sabe nadar, a luchar en un estanque lleno de tiburones.
Pero, los de la cuartaté, a veces se ponen vivos, y mandaron a los legisladores para que aprobarán el tratado, en un documento ¡en inglés!, sabiendo perfectamente que sólo unos cuantos prianistas saben el idioma de Shakespeare.
Seade salió a decir, envuelto en la bandera nacional, cual Niño Héroe, que la soberanía nacional estaba a salvo, porque las negociaciones no habían contemplado visores gringos, en el tema laboral.
Al mismo tiempo, la embajada gringa ofrecía chambas de visor laboral, en México, para cuidar las malas mañasde los sindicatos, y la voracidad patronal, en materia de salarios y prestaciones.
Como que a nuestros socialistas no se les da el inglés, y menos las negociaciones con neoliberales.
Pero fueron incapaces de contratar a neoliberales para negociar con neoliberales. Los que negociaron el tratado anterior.
Ni modo Andrés, a tragar camote, otra vez.