EL OTOÑO DEL PATRIARCA

Sucedía en México, y creo que en muchas partes del mundo. Cuando el Presidente entraba en alguna crisis, que afectaba su popularidad, y su estado de ánimo, los gobernadores amigos, movilizaban las llamadas fuerzas vivas, e invitaban al mandatario a un gran acto popular, donde la multitud, mayormente acarreada y, de algún modo, estimulada, se le entregaba al líder nacional, y lo vitoreaban hasta el cansancio.

Luego, reforzaban la estrategia, con tres o cuatro discursos incendiarios, para vitorear al mandatario y censurar a sus críticos.

De preferencia, se hacía en la tierra del Presidente, que regresaba a Palacio con nuevos bríos, y con la moral elevada.

Así era el rito. Lo vi, varias veces en Guadalajara.

Acaba de pasar algo parecido, pero con resultados totalmente contrarios a lo que se buscaba.

Agobiado por los neoliberales conservadores, fifís, medios chayoteros, y toda clase de demonios, saboteadores de la nueva República, López Obrador fue a oxigenarse a su tierra, Macuspana, informado por los grandes beneficios que con generosidad, han recibido sus paisanos, con lo que seguramente habían logrado una realidad diferente a la que tenían con los gobiernos conservadores.

Así llegó Amlo, como un mago que cambia la realidad en un tris, a recargar pilas y cosechar agradecimientos.

Nadie sabe lo que pasó, pero pasó. Sus paisanos lo vitorearon, pero no todos. Las rechiflas y el nooo, nooo, a sus preguntas, sobre los beneficios que supuestamente recibieron, convirtió el evento en una derrota política para el Macuspeño, que en cualquier lugar podría escuchar gritos de desaprobación, menos en Macuspana, su tierra querida.

¿O sería que sus paisanos recordaron que tuvo que salir de su pueblo, para evitar los juicios de homicidio, contra él por la muerte de su hermano pequeño, al que le disparó, supuestamente y también supuestamente por haber matado a su mejor amigo
de un pelotazo, para acabar una discusión entre ambos?

Por mí parte, casi descarto esto último pero es una posibilidad.

Lo que sí es más evidente que Andrés Manuel, ha visto derrumbarse su popularidad, con aprobaciones del 80 por ciento, a poco más de 50, y ni la manipulación del tema del Avión Presidencial, y ni las detenciones de García Luna y Emilio Lozoya detienen la caída, a un año y medio de las elecciones.

Ignoro si se sacará un as de la manga, y remontará, pero se ve cada día más difícil.

Le llegó el tiempo de enfrentarse a sus promesas no cumplidas, como aquella de que en los primeros días de su gobierno, los carteles de la droga y la delincuencia organizada, se retirarían de todo, para cambiar armas por tractores.

Sí no se recupera, cabría preguntarse: ¿este será el Otoño del Patriarca?

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